lunes, 3 de octubre de 2011

La chica de fresa



Caminando estaba yo cuando me encontré con esa muchacha, esa chica tan perfecta, un poco rota, un poco loca, chocamos, ella iba corriendo, agitada me dijo en un susurro: cuando corro me olvido de la realidad, me escapo de la verdad, sabe deberías acompañarme, es un viaje muy largo, llegaremos hasta la última estrella, quizás nunca volvamos, de repente ella callo  en mis brazos, su pelo rojo se deslizo en mis manos, su boca roja como la fresa me llamaba pero pronto me di cuenta que se había desmallado, la cargue, era tan frágil como una aguja, la lleve a un café que estaba cerca, al poco tiempo despertó, un poco rota, un poco loca pero me miro fijamente  a los ojos y me dijo: realmente no tengo idea de quien putas eres pero gracias desconocido, la invite a un café, ella accedió aunque la notaba un poco desconfiada, la camarera nos trajo la orden, pude conocer su nombre, era Sara, en realidad tuve muchas ganas de decirle Sara llegaste a mi vida hoy sin pensarlo, tu sonrisa choco en mi como un relámpago de calor que consumió todo mi dolor, absorbió mi olor par juntarlo  con el tuyo y formar una fragancia única, pero no tan solo le dije que mi nombre era Juan, que también me gustaría escapar pero simplemente no sabía de qué forma hacerlo, ella pronuncio mi nombre 6 veces, Juan ,Juan ,Juan ,Juan ,Juan ,Juan, me gusta tu nombre así como tus ojos, ya no eres un extraño, que lindo conocerte y perdóname si hablo mucho todo el mundo dice que soy muy estresante y supongo que es hora de callarme. Yo a este punto de la conversación ya estaba completamente enamorado de esta chica, la chica de fresa, Sara la que llego corriendo a mí un poco rota un poco loca, podría decirle que nos fuéramos , que si quería ir junto a ella a ese largo viaje, que nos olvidáramos de la realidad que siguiéramos enamorándonos, conquistándonos tal vez amándonos, pero no también esta vez quede en silencio mientras que ella me contaba que tenía 16 años, que quería escapar porque en su casa todo estaba hecho una mierda, ella pregunto por mi edad, le conté que tenía 18  años, que también quería escapar porque mi mamá me presionaba a estudiar algo que no quería, insistía en que estudiara medicina pero yo quería estudiar música, le conté que sabia tocar la guitarra y un poco el saxofón, ella dijo que le gustaban mucho los guitarristas y que quería que le cantara una canción, en mi cabeza ya rodaban muchas melodías, todas quería cantártelas cerquita a tu corazón, derretirte el oído y envolverte poco a poco en mi trampa.
La acompañe a su casa, descubrí que vivíamos muy cerca, desde ese momento vi que todo a mi alrededor cambio, supongo que ambos nos necesitábamos, era necesario, pensé que la iba perder, eso no podía suceder, aún no sabía si tenía novio pero yo quería conocerla más a fondo, todo de ella me había enamorado por completo, sin querer le pregunte si tenía novio o alguna clase de compromiso, que no me lo tenía que contar si no lo quería, ella solo me respondió que no y que no le gustaba hablar de esos temas, me devolvió la pregunta, también le dije que no, quedamos en silencio durante un tiempo, en realidad un silencio muy incomodo, las calles parecían tan largas y a mi parecer era algo que estaba a mi favor, el olor de su pelo llegaba a mi nariz como un rápido soplo, olía a fresa tan dulce y perturbante, ella era rojita, su pelo , su boca, para mí era perfecta en todos los sentidos, quería que los callejones por donde andábamos nos consumieran para siempre. Llegamos a la casa de Sara, era una casa igual a la de los alrededores, con ventanas grandes y una puerta y por supuesto un techo, la deje en la puerta, me susurro cerca al oído y me dijo: Gracias Juan por una de las mejores tardes de mi vida, después se alejo un poco y me dio un tierno beso en mi mejilla, Dios, en ese momento tuve muchas ganas de besarla pero no podía hacerlo así que comprimí todas esas ganas y las guarde, tenía que mantener mi imagen de caballero, vi que entraba, no la podía dejar escapar así que reaccione rápido y le dije: te gustaría hacer algo, algún día, no se tal vez mañana?, quizás traiga mi guitarra y si tienes suerte puede que te cante algo.
-          Eso suena fabuloso Juan, ¿Que tal en el parque central?
-          Entonces mañana será
En la tarde ya estaba arreglado, no muy formal ni muy informal, muy casual, me puse un poco de desodorante sabor a chocolate, si en la propaganda le mordían la cola quizás ella también lo hiciera, después un poquito de colonia y fin, afine mi guitarra y salí corriendo al parque, se me hizo muy difícil encontrarla, en realidad era una persona completamente despistada, así que me senté bajo la sombra de un árbol esperando a que apareciera de la nada como ayer lo había hecho, observaba a la gente pasar pero no habían rastros de aquella chica, decidí tocar un poco practicando lo que le iba a cantar a Sara, toque pensando en sus ojos, en su pelo, en su boca, cuando de repente así de la nada, sin anunciarse la chica de fresa apareció y me saludo, se sentó a mi lado y me dijo que había estado escuchando hace ya un rato detrás del árbol, que estaba totalmente fascinada, simplemente le agradecí, la observe durante un tiempo, se había arreglado, maquillado un poco pero solo un poco que se veía totalmente natural, me alegro totalmente saber que se había arreglado para mi, al pensar en eso se me salió una pequeña sonrisa, ella sonrío también y en su piel blanca pude observar un leve rubor que emergía de sus mejillas, me dijo que había pensado mucho en venir:
-          Simplemente no entiendo como de la nada apareciste
-          En realidad tu viniste a mi
-          Cierto, el caso es que no te conozco muy bien, sé que no eres un psicópata ¿o sí?  
-          No, no lo soy, yo no soy de las personas que anda corriendo por las calles tropezándome con la gente –le dije mirándola de una forma picara-
-          Entonces la psicópata soy yo ¿cierto?
-          Correctooo
Toda la tarde estuvimos bajo ese árbol, hablando, escuchando, también intente enseñarle un poco, le enseñe algunos acordes, cuando tocaba su mano pude darme cuenta que se ponía un poco nerviosa, eso fue aún más lindo, si ayer estaba enamorado, hoy era un desatino, todo a causa de su linda sonrisa, la invite a un helado y caminamos juntos bajo las hojas secas, no intente besarla aunque en mi fuero interno todo ardía por besar la boca, la boca de fresa, quería entender su mente, específicamente la mente femenina, siempre había tenido problemas con eso, descifrar lo que ellas querían era cosa seria, si la besaba podía pensar que era una atrevido, así que esta vez también me guarde las ganas, al observar el reloj me dio mucha tristeza, maldita sea, el tiempo se pasaba de una forma muy absurda cuando estaba al lado de ella, quería decirle a mi amigo el reloj: Porque carajos no te paras, si el reloj fuera un pipi lo haría todo el tiempo- pensé- , me dijo que ya era tiempo de irse, concuerde con ella y nos fuimos juntos, el parque no era tan lejos de nuestra casa así que no era necesario  coger bus, en un momento de nuestra larga caminata mi mano en un estúpido impulso, se encontró con la de ella, pensé que ella se asustaría o tal vez me la soltaría pero eso no paso, continuamos nuestro camino cogidos de la mano, algo mágico totalmente pensé, llegamos a su casa, la deje en la puerta como todo un caballero y seguí mi camino sintiéndome el mejor hombre del mundo, estaba tan feliz, pude olvidarme de todo problema solo porque esa princesa estaba ahí, ella era especial sin duda lo era, no la conocía muy bien pero ya deseaba tenerla junto a mí, Yo, Juan, nunca había podido mantener una relación, era tan enamoradizo, a mi desgracia mi corazón sabia dar amor sin medida, aunque tenía algo a mi favor sabia olvidar fácil, con el tiempo aprendí a no ilusionarme tanto y como soy un caballero, no tengo memoria, pero con esta chica era diferente, llevaba un día conociéndola, lo sé, pero sentía esa sensación de que siempre habíamos estado juntos, como que nuestras almas estaban hechas uno para el otro, no creía en eso de las almas gemelas pero en cierto sentido eso era lo que sentía con ella, No quería ilusionarme, no esta vez.
IMBECIL NO TE ENAMORES
Al día siguiente, había invitado a Sara al lugar donde trabajaba, en realidad eso no era un trabajo, no recibía ni un centavo, solo algunas veces cuando había personas que deseaban darme una que otra propina por cantar, cantar que, canciones por supuesto, era algo que me gustaba hacer, solo era yo, mi guitarra y mi fea voz que tal vez no era tan fea, entre a ese sitio, donde olía a puro alcohol, drogas y rock&roll, bueno, eso era una absoluta mentira, olía a borracho, a sueños rotos, corazones y pasiones que habían sido ignorados, cuando entraba a aquel bar ya habían unos cuantos borrachos, cada uno con historias distintas pero con un deseo en común, olvidarse de su desgracias, sentirse poderosos, tener el cielo en sus manos, claro, no solo habían borrachos, habían lindas mujeres que esperaban encontrar amor, personas tristes, alegres, amigos, aunque si, la mayoría de ellos, BORRACHOS.
Cuando cantaba ninguno de ellos me escuchaba, de eso estoy seguro, aunque yo tampoco les prestaba mucha atención, me encerraba en mi mundo, en mi burbuja, donde solo estaba yo, mi alma volaba por los aires, era un rockstar, pero después despertaba y caía en cuenta de que solo estaba en un bar donde la mayoría no me escuchaba porque ellos también estaban sumergidos en su propio mundo, en su cuento, pensando en toda la mierda en la que su vida se había convertido, ahogando sus penas en botellas de alcohol, buscando respuestas en el vodka, sumergiéndose, yendo a otras dimensiones, solo sabía algo, trabajar en un lugar lleno de borrachos podía traer algo bueno, una que otra vez había encontrado billetes de 20.000 pesos, si, era increíble, me sentía poderoso, ¿Qué triste no?, muchas veces mi felicidad dependía de un cochino papel, aunque hoy no, hoy mi corazón colgaba en un hilo, había invitado a la chica de fresa para que me acompañara, ¿era increíble no? Una linda chica iba a verme, si, solo a mí, bueno mis amigos a veces venían pero no tenía ningún punto de comparación con lo que iba a ocurrir hoy, era el momento de por fin conquistarla, irnos juntos de la mano, a caminar sin fin, dejando al lado el mundo, sacándole el dedo a la soledad, si, a esa maldita soledad que no había querido desaparecer de mi vida por más que se lo pidiera, sacándole el dedo a todos, porque a partir de ese momento solo importaríamos los dos, a la mierda todos, porque en las nubes encontraríamos refugio, construiríamos un palacio de sueños, un arco iris de amor, que iríamos consumiendo poco a poco, a medida que yo me voy comiendo tu boca, esa boca de fresa, que no había tenido oportunidad de probar, esa boca roja, apetecible sin duda, sin prometer amor, sin prometer por siempres, solo dejándonos amar.Llegue una hora antes para preparar todo, no estaba seguro si vendría, solo tenía esa esperanza de que viniera, de que inundara el lugar con su particular olor, de que me inspirara, que me llenara de su luz, solo verla hacia las cosas más sencillas, pero mis esperanzas se iban desvaneciendo poco a poco, por esa puerta no apareció Sara, estaban los pinches borrachos de siempre, no tena idea del porque no había venido, tal vez los extraterrestres la habían capturado y llevado su nave, quizás en ese momento estaba luchando por su vida, que imbécil eres Juan , quizás simplemente no le interesas lo suficiente, mierda, como lo iba a saber, pero ayer ella había accedido ir conmigo al parque, porque no hoy, no tenía como localizarla, no tenía un número ni nada, Mierda otra vez, como no se te había ocurrido pedirle algo tan básico como su celular, pero  espera Juan sabes donde vive, ve a  buscarla, ve por ella, atrápala, agárrala, abrázala, y no la dejes ir, -pensé- pero no, ir hasta su casa era un poco acosador, entonces decidí olvidarme de lo sucedido, mis amigos llegaron al bar, entonces cogí un vaso, hielo y vodka, ellos fueron mis acompañantes esa noche ya que mis amigos se estaban revolcando con alguna de esas chicas que iban al bar solo en busca de un poco de amor, un poco de calor, un poco de sexo, en busca de un no me importa tu nombre, ni tu edad, solo quiero que seas mi esta noche, de que lleguemos juntos a la cima, de que finjamos conocernos, de que yo meta mi lengua en tu boca y fin de la cosa, al siguiente día todo sería un vago recuerdo y si te vi no me acuerdo, fin de la historia, pero yo esa noche me había convertido en un borracho más de aquel bar .

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