sábado, 28 de julio de 2012




El destino ¿Quién lo habrá escrito?
alguien con un ímpetu jamás visto
con demasiada tinta y papel
con imaginación y desdén.

Capaz de robar la decisión de los mortales
y las acciones de un presente irrelevante
no hagas nada y déjalo ser
todo está escrito y no hay nada que hacer.

¿Pero qué tal si eres el destino?
el río y la corriente por donde avanza tu balsa
son tus propios caminos
                               
                                    tú propio de ti mismo.

Monólogos con la pistola

Miguel está apoyado en el alféizar fumando su cigarro. Ni siquiera mira al cuerpo desnudo, sangriento y  muerto de su esposa que esta recostado en un dulce sueño amargo. Ya no hay tiempo para preguntarse el por qué de sus actos o las consecuencias que estas traerán para él. No piensa en nada y la nada le gusta pero por dentro sabe que no demoran en tocar su puerta para llevárselo a mirar de frente a su locura que no es tan suya.
Aún sostiene el arma y esta le sonríe como quien le sonríe tímidamente al deseo y se va poco a poco acercando a el. Cae en la cuenta de lo que acaba de hacer y piensa en dispararse pero ahora la pistola se pone caprichosa y no quiere; enserio desea verlo muerto en vida. Trata de recordar en que momento la razón se le fue, retrocede un poco la película.
Ahora se encuentra en el primer sueño donde el arma, que guarda en su mesa de noche, le empieza a hablar. El escenario lo recuerda bien. Está solo, sentado en la única silla del comedor de su casa, las otras han desaparecido quien sabe porque razón, todo se encuentra oscuro y un plato cae lleno de comida. Se le hace agua la boca recordando el aspecto de ese plato, aunque no demora su rostro en adquirir un matiz oscuro; se da cuenta que llego al lugar donde todo empezó a andar mal. Se devuelve a la película ,coge los cubiertos para empezar a comer y no logra nada, la comida se le deshace poco a poco. Cierra los ojos, al abrirlos la pistola le muestra sus dientes y le dice:
- No te atrevas a comerme porque te como yo primero y no te desmayes porque estás en un sueño,sí caes, no hay suelo. No hay un guión escrito para ti, entonces no es necesario que digas nada, sin embargo, puedes utilizarme y dispararle a tu imaginación, nada se pierde, tampoco es que seas un genio. Si estás asustado y piensas que es una pesadilla. Te equivocas. Yo no estoy aquí y tú sólo estás hablando solo. En este momento escucha el eco de su voz y se da cuenta que no hay pistola. Despierta asustado y al lado se encuentra su linda mujer,Marina, con su pelo rojo y sus pecas intactas en un sueño nada parecido a la muerte.
Es tiempo para preguntarse porque consiguió aquella pistola. Hace memoria y se arrepiente un poco. Tal vez lo hizo por mero instinto de supervivencia o por sentirse capaz de acabar con la vida de cualquiera, cualquiera menos la de su esposa. Incluso la de él pero no la de Marina. Despierta su esposa y no le comenta nada de su sueño. Realmente está asustado, intenta encontrar el significado de su sueño pero no hay nada. Hace caso a la rutina de sus días y va a su trabajo de oficinista, vuelve a casa, saluda a su mujer, deleita la cena que Marina no cocino y compró en el restaurante chino hace 3 días. Marina se acerca en busca de algún rastro de amor y no haya nada. Miguel solo quiere deshacerse de la pistola que esta en su mesa de noche. Se levanta, se dirige al cuarto donde está una cama queen, las mesas de noche y la ventana por donde mira en este momento. Va hacia la mesa de la noche, abre el primer cajón y la pistola de calibre.25 estaba muerta en la vida real,no lo agobiaba. La tuvo entre sus manos un momento y la llevó al estudio para colocarla en otro cajón.
Al dormir continua la película. Ahora esta en el baño de su casa, mira al reflejo del espejo. Su aspecto bien parecido luce ahora desgastado y viejo, su frente luce pesada y llena de angustias, sonríe para hacerle contraparte pero se asusta, su reflejo desaparece y la pistola aparece diciéndole:
- Hola otra vez, no esperabas verme ¿cómo lo ves?. No te sonrío, aquí no soy bueno, solo vengo y quiero irme acompañado, ¿te disparo o juego contigo? ¿qué tal si hago ambas y me llevo a tu conciencia y razón?. No digas nada, aprieto el gatillo o...aprietas el gatillo, te asustas porque yo no estoy  y  fuiste quien mato a tú reflejo.
Aquí es donde todo comienza andar mal, donde la razón se le va. El sudor llueve por su cuerpo y su esposa sigue durmiendo, la envidia tanto porque no sufre nada. Sigue su día, en el trabajo todo va mal pero lo que hace es tan insignificante que nadie se da cuenta, toda su vida es la repetición de un fracaso. Llega a la casa y Marina no ha llegado aún del trabajo, no demora quizá pero estar solo lo inquieta. Le entra la desesperación y va en busca de la pistola, solo quiere tenerla y decirle lo que en el sueño  no puede decirle aunque no sabe aún que palabras emplear, no quiere parecer estúpido ante un objeto inanimado pero vivo ante sus ojos. Entonces lleva la pistola a su cuarto y coge un papel dispuesto a escribir lo que va a decir:
- Monólogos con la pistola 
No tiene tiempo de  terminar porque su esposa llega, Marina le pregunto porque suda y a que se debe su nerviosismo. No responde a nada y se acerca para besarla, cree que de pronto haciendo el amor todo se le irá. Van a la cama, todo parece mecanizado, Marina confunde la agresividad con pasión y se siente complacida del cambio tan repentino de Miguel. Ella no se da cuenta de la nota ni mucho menos de la pistola. Ya sin ropa no hay ningún impedimento para entregar su cuerpo y quedarse con el alma pero la pistola celosa de ver la escena dice:
- Los monólogos con la pistola no acaban
Marina reacciona y no entiende lo que dice Miguel, este se mueve para cogerlas, a ella y a la pistola, Marina no dice nada, no alcanza. Lo último que se llevo fue el sabor de los besos de Miguel, un paraíso al revés.
Miguel al recordar toda la película y de hacer un recuento oye los pasos de mucha gente acercarse al departamento. Se retira de la ventana, ahora empieza a llorar y a pedir compasión a la pistola para que lo deje morir, esta sonríe vacilante y sin piedad. Cuando tocan a la puerta varías veces Miguel se desespera y considera la idea de tirarse por la ventana. El corazón de la pistola late fuerte y siente algo de pesar. Recuerda su soledad y reconsidera la petición de Miguel. Antes que los policías tumben la puerta se oye un fuerte estruendo.
La policía al entrar  a la casa encuentran los cuerpos desnudos, la protagonista de la historia y la nota escrita por Miguel. 
3 cuerpos y uno sólo culpable.