lunes, 28 de noviembre de 2011

PARIENDO LETRAS



Si tienes miedo al agua, pero quieres hundirte y sumergirte, hazlo dentro de un mar de letras.

El llanto de las mariposas

Me levante, un poco desubicada, sin saber en dónde estaba, sin reconocer las frías, blancas y acogedoras paredes que me envolvían cada mañana, ninguno de los objetos que me rodeaban estaban. Intente levantarme, varias veces lo intente, entonces mis brazos se pasearon a donde usualmente se encuentra el fémur, el fémur no estaba, ni mucho menos la piel que lo envolvía, Mi piel, Mis piernas no estaban, habían desaparecido, huido de mi,  mis ojos lentamente las siguieron, pero el sol de la noche los cegó, inmediatamente dirige mis 10 gusanos que llevaban por nombre dedos a mi boca, el gusano índice se situó en mis labios, estaban en su lugar, inmediatamente decidí gritar, pero fueron gritos totalmente mudos, el lugar donde me encontraba, era un lugar solitario, una laguna metafísica que mi mente había construido, solo me encontraba yo, y mis locas piernas corriendo de mi, cerré mis ojos con todas las fuerzas, y al abrirlos espere verme convertida en serpiente, nada de esto paso, en lugar de ello dos alas me habían salido, y en un abrir y cerrar de ojos mis brazos desaparecieron, aprovechando que tenía dos bellas alas, las agite sin saber cómo lo hacía, levemente mi tronco despego y en un par de segundos ya me encontraba en el cielo, era un cielo verde y en lugar de estrellas titilando habían un par de peces, miles de peces con grandes ojos, todos observándome a mí, sin duda me asuste, intente gritar, a mi tercer intento mis alas desaparecieron y un pez estrella me consumió, dentro de este carnívoro pero lindo pez todo era bastante colorido, incluyéndome a mí, mi piel había cambiado de color, supongo que para combinar con el lugar, poco a poco acogía un tono lavanda, mis piernas volvieron a mí, con un tono de tristeza me confesaron que les hacía falta, no pude negarme y las recibí con un gran abrazo, mis brazos a un no llegaban, al pensar en ellos no hubo más remedio que llorar, en lugar de lagrimas, en lugar de agua, de mi salían mariposas, lloraba mariposas hermosas de diferentes colores y formas, mi llanto de la nada, paso a ser triste y melancólico a alegre, cuando estaba a punto de desesperarme porque todo en el  estomago de aquel pez era alegre menos yo, apareciste tú, tu de un color verde, me entregabas mis brazos, entre risas me dijiste que ellos fueron hasta a ti, buscándote, que cada dedo mío paso por tu cara  definiéndote, que el dedo mas chiquito de mi mano izquierda se situó en tu boca y rompió a llorar porque no estaba mi boca para sentarse junto a la tuya, me colocaste mis dos inquietos brazos, y salimos de aquel feliz, carnívoro y gigante pez estrella. Tú no me besaste, y yo tampoco me atreví, sentí que fuimos corazones que soñaban con respirarse cerca pero eran cobardes.
La mañana se asomo matando este sueño que ahora te relato, me desperté, mis brazos y piernas estaban en su lugar, las paredes y objetos no se habían movido, y ¿tu?, tu estas perdido en algún sueño mío, lindo y desconocido pez.