domingo, 27 de octubre de 2019

Perra callejera

Perro Semihundido- Goya 

Volví a Bogotá después de casi dos años. A decir verdad, regresar a la ciudad siempre me cuesta porque me doy cuenta que todavía no encuentro mi hogar, me doy cuenta que esta ciudad no es mía y que nunca lo ha sido. Tampoco lo es Paris, ciudad donde he vivido por los últimos cuatro años. 

Una tarde que caminaba hacia la casa de mis padres -que para ser honesta, ahora se siente como un hotel de lujo, lejos de lo que fue mi refugio de infancia- vi un perro de la calle, un chandoso pulgoso, como los llamamos en Colombia. Era un criollo, pero podía pasar por un famélico labrador. Caminaba al frente mío con ímpetu y gracia, sabiéndose dueño de las calles y mejor aún, de su propio destino. Al verlo pensé en la novela de Daniel Pennac que había leído cuando pequeña, la historia trágica de un perro de la calle que después de una larga travesía, lograba encontrar un hogar, sólo que este perro se veía a gusto en su vagabundeo solitario. 

Por un segundo admiré con recelo su libertad y quise ser yo también perra chandosa pulgosa vagando en las calles de una ciudad ya desconocida para mí. Pero pronto esos celos se convirtieron en compasión y pena. Su caminar se me hizo de pronto conocido y supe qué era lo que aquel perro buscaba. Ya no era un perro libre, era un perro perdido sin hogar. En su andar me vi identificada, me sentí como aquel perro callejero que va en busca de calor, de un sitio para poder llamar hogar. Tal vez es una licencia literaria que me permito y un símil empujado hasta el limite, pero en una tierra que debería sentir mía, me sentí una perra sin hogar. Ahora que volví a Paris y escribo estas líneas en un día de octubre frio y lluvioso, la imagen de aquel perro solitario sigue conmigo. En esta ciudad sin perros callejeros, yo sigo siendo una perra solitaria en busca de un hogar…

Mi sueño siempre ha sido hacer de mi vida un viaje, y espero poder verme como una perra solitaria dueña de mi propio destino, sin dueño…y darme cuenta que el hogar que tanto busco lo habito dentro de mí, donde vaya. 

miércoles, 9 de octubre de 2019

Isla de Creta


Egon Schiele- Couple d'amant 1918 


Respiramos una distancia infranqueable, 
Y aun así, nuestra piel forma tormenta.
De un paso, siempre estamos cerca, 
                                               de la caída 
                                                                                inevitable.

A pesar del vértigo, de frente al abismo, 
  sin miedo
Me decido entonces a cruzar hacia tu lado.
Y Sin llegar ya me entrego 
A la exquisita caricia del desasosiego.

Me lanzo a un viaje eterno,
Me visto de Odiseo tratando 
de enfrentar la furia de tus aguas,
y venzo al ciclope que cae a mis espaldas. 

Después de la muerte de las horas
por fin traspaso tu frontera.
En secreto atraco,
sin bienvenida ni fiesta, 
en tu custodiada Isla de Creta.

Pirata, emigrante, ilegal soy 
                                            en tu isla 
                                                                     solitaria 
                                                                                                        inhabitable...