lunes, 3 de octubre de 2011

Segunda parte



Al día siguiente me levante un poco desubicado, pero por una extraña razón me encontraba en mi casa, a mi desgracia pensé, cuando me levante mi mamá no dudo en darme el desayuno, la dosis diaria, y no, no eran huevitos chocolatico y pan, eso para mí había acabado hace rato, era la misma cantaleta de siempre, escupía y escupía palabras, ya me sabia todo su discurso, todo siempre era igual: Usted qué piensa de la vida muchachito, despierte mijo, la vida es algo más que musiquita o que cree que esa guitarra le va a dar de comer, ahí se cansaba, venía a mí y me daba un tierno beso en mi pelo, después se iba a pelear con el gato, ahí, esa mujer, esa mujer de ahí es una dura –pensé-, pudo sacarme sola adelante, no necesito de un hombre, yo nunca tuve padre y pienso que nunca lo necesite, nunca me hizo falta nada, siempre fuimos solo ella, yo y el gato, bueno y mi familia, mis tíos, mis tías, en fin ellos, muy de vez en cuando íbamos a visitarlos, mi vieja era medica, por eso insistía en el que yo estudiara eso, pero no, yo no podía, simplemente al ver sangre, me cagaba, me daba algo, y un medicó que le tenga miedo a la sangra si está jodido, si iba a estudiar, iba para ser músico fin del asunto, yo estaba ahorrando apenas consiguiera la plata, me inscribía y ya, esa era mi gran pasión aunque me muriera de hambre ese era mi sueño y no lo iba a botar a la basura tan fácilmente, aunque eso era lo que menos me importaba en este momento, solo quería vivir la vida, sin complicaciones, sin ataduras, quería tragarme el mundo, ir a otras dimensiones, no preocuparme por ti ni por mí, solo vivir, y si lo admito no quería crecer quería quedarme aquí donde estaba, porque me daba miedo las responsabilidades, me daba miedo decepcionar a el mundo por eso me hacia el despreocupado, pero no era cierto, en mi interior todo decía GALLINA, SOY UN GALLINA, entonces me acorde de Sara, tenía que saber porque no había venido a verme, de seguro todo tenía una explicación lógica y razonable, tenía  que saber que había pasado con esta chica, la chica de fresa, la seducción en cuerpo de mujer sin duda era ella, sin pensarlo dos veces, me bañe, me arregle y pase casualmente por su casa, por cosa del destino ella miraba hacia la ventana con su mirada perdida, su cara gritaba: Hey amigo, estoy triste, sola, sigo queriendo escapar, mis pies están firmes en la tierra pero mi mente y corazón vuelan por los cielos, haya no hay ataduras, por favor bésame, bésame las tetas si quieres pero hazme sentir viva, llévame a bailar con las estrellas, yo usare un vestido rosa y entonces giraremos, giraremos sin parar, ella pareció verme, me sonrió y grito: Juan, Juan, que bien que hayas venido , ven, pasa , mi papá no está, rápido, no tenemos mucho tiempo, quiero decirte algo, pero corre muchacho, mis pies obedecieron ante las peticiones de aquella niña, entonces entre, me encanto estar en ese lugar, junto a ella, todo olía a ella, a su pelo, pero no pude detallar nada con precisión, ella cogió mi mano con fuerza y me llevo hacia el segundo piso donde estaba su cuarto, todo era tan ella, todo gritaba, SARA, yo era capaz de vivir ahí por siempre si ella me lo permitía, me podía sumergir en su almohada, me podía revolcar en su aroma para entonces impregnarme de él y siempre tenerla conmigo, su cuarto era normal, había una cama, una mesa y afiches de The Beatles  y  de otras que no reconocía, todo se encontraba en su sitio, todo muy organizado, me sentó en su cama y empezó a escupir palabras:
-Juan, Juan perdóname, ayer no pude ir, es una larga historia y no te la voy a contar es solo que mi papá, mi mamá, todo está realmente mal, mi vieja se fue de la casa, mi viejo también  como que paliaron por qué mi viejo tenía otra vieja, y entonces tuvieron viejitos y  ahora resulta que tengo un hermano, estoy sola Juan, en esta casa gigante, mierda, a nadie le importo, no sé qué hacer Juan- vi que sus ojos se llenaban de lagrimas, estaba en esos momentos en los cuales tú no tienes ni puta idea que hacer, que quizás todo lo que digas o hagas será inútil, yo me encontraba en esa posición, no sabía qué hacer, que hago para hacer sentir mejor a esta chica, tal vez si beso lentamente tus labios, te toco la mano, tu cuerpo, tus senos quizás todo este mejor, yo sé de tus penas, tus tristezas y quiero tratar de curar esas heridas que tu corazón tiene, coseré tus alas rotas para que tomes vuelo y vueles muy alto pero por favor no te vayas tan lejos, no de mí, no aún , todo esto pasaba por mi mente pero ella seguía hablando- Todos dicen todo estará bien, ya verás como todo se mejora, Mierda, a caso no saben que mas decir, no lo estarán yo lo sé, tal vez vuelvan, quizás en estos momentos se estén revolcando en sus penas y se estén lamentando, pero yo que, nadie piensa en mí, nadie – esto también hirió mis más profundos sentimientos, acaso no sabía todo lo que yo la había soñado, sentido y pensado, acaso no era obvio, mi cuerpo al oír estas palabras respondió de una forma totalmente inesperada, me acerque y sin dudarlo le robe un beso, que carajos pensaba, ese era el problema, con ella no pensaba, todo salía espontáneamente, espere  a que me empujara, me apartara bruscamente de ella y salir corriendo de su casa, pero eso no paso, mi cuerpo no aguantaba más, todo lo que ella hacia me cautivaba, su forma de caminar tan despreocupada y sin afán, la manera en la que se cogía su larga caballera roja y el tierno olor que su cuerpo botaba, una mezcla entre desodorante, sudor, perfume, sensaciones, emociones, el sabor de su boca, dulce y agrio a la vez, todo esto me estremeció e hizo que tomara su cabeza y la empujara tiernamente hacia mí, ella entonces movió sus manos y me acaricio el pelo, pero hey calma, solo era un beso, un beso en el que yo le confesaba todo lo que había esperado para sentir su boca, su aliento a menta, a cebolla, a huevo, a fresa, realmente no me importaba, quería decirle, oye chica no te preocupes, nada va a estar bien, todo está mal, pero tú no fresita, tu nunca lo estarás, se que vives en mundo lleno de desilusión, yo también, todos, pero siempre puedes irte, vamos, vámonos, y  entonces crearemos un mundo donde solo vivamos los dos, vamos a la tierra del amor, sin amor, porque el amor no existe chica, solo existimos tu y yo, nuestros sueños rotos, nuestras ganas de besarnos y entonces nos daremos cuenta que tu y yo somos el amor, quizás si exista y entonces nos amaremos, no por siempre, no por un rato, solo cuando queramos.
-Qué manera de callarme, perdóname por escuchar toda esa mierda, gracias Juan, tenía que desahogarme
-No digas nada chica, solo quiero que sepas una cosa, nada va a estar bien – me acerque un poco y le bese la nariz- pero yo tratare de que eso cambie si tu quieres, no tengo nada que hacer más que estar aquí para tratar de hacerte reír
- Juan, Juan, vamos a la playa, perdámonos entre las olas.
-Vamos princesa, aunque en nuestra ciudad no haya playa, encontraremos un lugar donde podamos perdernos.
Entonces  estábamos ella y yo, en pleno centro de la ciudad de los sueños rotos, quería hacerla sentir en el infierno, que ardiera en llamas, hacer cosas locas, subirnos a la copa de los árboles y ahí amarnos, sentirnos pecadores por 5 segundos en la vida, quien no quería eso, experimentar esa sed que nunca se sacia, pero no, simplemente caminábamos juntos de la mano perdiéndonos entre esquina y esquina, olvidándonos de la gente que nos rodeaba porque solo éramos ella y yo, seguimos caminando sin saber realmente a donde nos dirigíamos, andábamos sin rumbo solo nos mantenía ese imán llamado amor.
Resultamos en la plaza, había muchas palomas alrededor de nosotros, se acerco y me dijo que quería ser como las palomas, quería volar muy alto y cagarse en todos sin importar nada, yo sentía que ellas tenían un plan contra nosotros, algún día se revelarían y nos hundirán a todos, esas palomas color plomo, siempre habían estado ahí, pero ese día tenían algo en especial, me hacían sentir que también volaba junto a ellas, junto a ella, que nos convertíamos poco a poco en aire, éramos una pequeña partícula de nada en ese cielo infinito, poco a poco nos evaporábamos y ascendíamos para perdernos entre las nubes, nadar entre ellas…Sus besos me despertaron y me llevaron de nuevo a la tierra de lo imposible, a un mundo utópico, ella no cerraba los ojos al darme un beso, no quería perderse ni un momento, quería ver cada instante, yo también decidí hacer lo mismo, nuestros ojos se encontraron, no sentí mariposas, que mierda era eso de sentir mariposas, sentí miedo, ansias de saber que pasaba por su mente, deseos de entrar en ella y que me regalara sus ojos para así ver lo que ella veía, ver el mundo a su manera, esa manera tan despreocupada de la vida, tan no me importa nada ni nadie ni tú.
-          ¿Y entonces qué quieres hacer? Me  pregunto
-          No sé, ¿ qué quieres hacer tu? -No supe que responder ante eso, no sabía ni tenía la mínima idea de que seguiría después-
-          Regresar a la realidad es mala idea
-          Te cuento algo, no sé nada de ti, digo, sé tu nombre, sé tu edad, sé dónde vives, sé que te sueles sentir sola, también sé que te gusta correr para sentirte libre y
-          Bueno no necesitas saber nada mas, Deja que el tiempo pase y poco a poco iremos descubriéndonos, iremos encantándonos o desencantándonos a medida que nos conocemos, probablemente descubras que apesto, yo descubriré que eres demasiado perfecto entonces me aburre y entonces esto será solo un lindo recuerdo
-          Eres como de otro mundo Sara, me gusta tu libertad en cierto modo, que no es de todo libertad, supongo que es mas como le escupes a la vida, desafías a todas las mujeres que antes he conocido, todas quieren compromisos, quieren atarse a alguien pero tú, tu no
-          Solo tengo 16 no sé nada de la vida, tengo miedo de enfrentarla por eso vivo huyendo de ella y trato de no mirarla a los ojos, porque sé que si lo hago me espantaría, despertaría, así que hago que todo esto es como un simple sueño, que nada es real, tú no eres real, yo no soy real.
-          Miedo, Miedo, todos con esa maldita palabra, tengo tatuada esa palabra en mi frente de eso estoy seguro
-          Bueno algún día todos tenemos que enfrentar a esa palabra, bajarle los calzones y chuparle las pelotas, esa sería una idea estupenda, bueno aunque aún tengo un poco de humanidad latente en  mí, no puedo comprender a mis padres, no sé qué hacer, y entonces aquí llega el momento donde me pongo melancólica y me hago la víctima.
-          Entonces hay que regresar

La chica de fresa



Caminando estaba yo cuando me encontré con esa muchacha, esa chica tan perfecta, un poco rota, un poco loca, chocamos, ella iba corriendo, agitada me dijo en un susurro: cuando corro me olvido de la realidad, me escapo de la verdad, sabe deberías acompañarme, es un viaje muy largo, llegaremos hasta la última estrella, quizás nunca volvamos, de repente ella callo  en mis brazos, su pelo rojo se deslizo en mis manos, su boca roja como la fresa me llamaba pero pronto me di cuenta que se había desmallado, la cargue, era tan frágil como una aguja, la lleve a un café que estaba cerca, al poco tiempo despertó, un poco rota, un poco loca pero me miro fijamente  a los ojos y me dijo: realmente no tengo idea de quien putas eres pero gracias desconocido, la invite a un café, ella accedió aunque la notaba un poco desconfiada, la camarera nos trajo la orden, pude conocer su nombre, era Sara, en realidad tuve muchas ganas de decirle Sara llegaste a mi vida hoy sin pensarlo, tu sonrisa choco en mi como un relámpago de calor que consumió todo mi dolor, absorbió mi olor par juntarlo  con el tuyo y formar una fragancia única, pero no tan solo le dije que mi nombre era Juan, que también me gustaría escapar pero simplemente no sabía de qué forma hacerlo, ella pronuncio mi nombre 6 veces, Juan ,Juan ,Juan ,Juan ,Juan ,Juan, me gusta tu nombre así como tus ojos, ya no eres un extraño, que lindo conocerte y perdóname si hablo mucho todo el mundo dice que soy muy estresante y supongo que es hora de callarme. Yo a este punto de la conversación ya estaba completamente enamorado de esta chica, la chica de fresa, Sara la que llego corriendo a mí un poco rota un poco loca, podría decirle que nos fuéramos , que si quería ir junto a ella a ese largo viaje, que nos olvidáramos de la realidad que siguiéramos enamorándonos, conquistándonos tal vez amándonos, pero no también esta vez quede en silencio mientras que ella me contaba que tenía 16 años, que quería escapar porque en su casa todo estaba hecho una mierda, ella pregunto por mi edad, le conté que tenía 18  años, que también quería escapar porque mi mamá me presionaba a estudiar algo que no quería, insistía en que estudiara medicina pero yo quería estudiar música, le conté que sabia tocar la guitarra y un poco el saxofón, ella dijo que le gustaban mucho los guitarristas y que quería que le cantara una canción, en mi cabeza ya rodaban muchas melodías, todas quería cantártelas cerquita a tu corazón, derretirte el oído y envolverte poco a poco en mi trampa.
La acompañe a su casa, descubrí que vivíamos muy cerca, desde ese momento vi que todo a mi alrededor cambio, supongo que ambos nos necesitábamos, era necesario, pensé que la iba perder, eso no podía suceder, aún no sabía si tenía novio pero yo quería conocerla más a fondo, todo de ella me había enamorado por completo, sin querer le pregunte si tenía novio o alguna clase de compromiso, que no me lo tenía que contar si no lo quería, ella solo me respondió que no y que no le gustaba hablar de esos temas, me devolvió la pregunta, también le dije que no, quedamos en silencio durante un tiempo, en realidad un silencio muy incomodo, las calles parecían tan largas y a mi parecer era algo que estaba a mi favor, el olor de su pelo llegaba a mi nariz como un rápido soplo, olía a fresa tan dulce y perturbante, ella era rojita, su pelo , su boca, para mí era perfecta en todos los sentidos, quería que los callejones por donde andábamos nos consumieran para siempre. Llegamos a la casa de Sara, era una casa igual a la de los alrededores, con ventanas grandes y una puerta y por supuesto un techo, la deje en la puerta, me susurro cerca al oído y me dijo: Gracias Juan por una de las mejores tardes de mi vida, después se alejo un poco y me dio un tierno beso en mi mejilla, Dios, en ese momento tuve muchas ganas de besarla pero no podía hacerlo así que comprimí todas esas ganas y las guarde, tenía que mantener mi imagen de caballero, vi que entraba, no la podía dejar escapar así que reaccione rápido y le dije: te gustaría hacer algo, algún día, no se tal vez mañana?, quizás traiga mi guitarra y si tienes suerte puede que te cante algo.
-          Eso suena fabuloso Juan, ¿Que tal en el parque central?
-          Entonces mañana será
En la tarde ya estaba arreglado, no muy formal ni muy informal, muy casual, me puse un poco de desodorante sabor a chocolate, si en la propaganda le mordían la cola quizás ella también lo hiciera, después un poquito de colonia y fin, afine mi guitarra y salí corriendo al parque, se me hizo muy difícil encontrarla, en realidad era una persona completamente despistada, así que me senté bajo la sombra de un árbol esperando a que apareciera de la nada como ayer lo había hecho, observaba a la gente pasar pero no habían rastros de aquella chica, decidí tocar un poco practicando lo que le iba a cantar a Sara, toque pensando en sus ojos, en su pelo, en su boca, cuando de repente así de la nada, sin anunciarse la chica de fresa apareció y me saludo, se sentó a mi lado y me dijo que había estado escuchando hace ya un rato detrás del árbol, que estaba totalmente fascinada, simplemente le agradecí, la observe durante un tiempo, se había arreglado, maquillado un poco pero solo un poco que se veía totalmente natural, me alegro totalmente saber que se había arreglado para mi, al pensar en eso se me salió una pequeña sonrisa, ella sonrío también y en su piel blanca pude observar un leve rubor que emergía de sus mejillas, me dijo que había pensado mucho en venir:
-          Simplemente no entiendo como de la nada apareciste
-          En realidad tu viniste a mi
-          Cierto, el caso es que no te conozco muy bien, sé que no eres un psicópata ¿o sí?  
-          No, no lo soy, yo no soy de las personas que anda corriendo por las calles tropezándome con la gente –le dije mirándola de una forma picara-
-          Entonces la psicópata soy yo ¿cierto?
-          Correctooo
Toda la tarde estuvimos bajo ese árbol, hablando, escuchando, también intente enseñarle un poco, le enseñe algunos acordes, cuando tocaba su mano pude darme cuenta que se ponía un poco nerviosa, eso fue aún más lindo, si ayer estaba enamorado, hoy era un desatino, todo a causa de su linda sonrisa, la invite a un helado y caminamos juntos bajo las hojas secas, no intente besarla aunque en mi fuero interno todo ardía por besar la boca, la boca de fresa, quería entender su mente, específicamente la mente femenina, siempre había tenido problemas con eso, descifrar lo que ellas querían era cosa seria, si la besaba podía pensar que era una atrevido, así que esta vez también me guarde las ganas, al observar el reloj me dio mucha tristeza, maldita sea, el tiempo se pasaba de una forma muy absurda cuando estaba al lado de ella, quería decirle a mi amigo el reloj: Porque carajos no te paras, si el reloj fuera un pipi lo haría todo el tiempo- pensé- , me dijo que ya era tiempo de irse, concuerde con ella y nos fuimos juntos, el parque no era tan lejos de nuestra casa así que no era necesario  coger bus, en un momento de nuestra larga caminata mi mano en un estúpido impulso, se encontró con la de ella, pensé que ella se asustaría o tal vez me la soltaría pero eso no paso, continuamos nuestro camino cogidos de la mano, algo mágico totalmente pensé, llegamos a su casa, la deje en la puerta como todo un caballero y seguí mi camino sintiéndome el mejor hombre del mundo, estaba tan feliz, pude olvidarme de todo problema solo porque esa princesa estaba ahí, ella era especial sin duda lo era, no la conocía muy bien pero ya deseaba tenerla junto a mí, Yo, Juan, nunca había podido mantener una relación, era tan enamoradizo, a mi desgracia mi corazón sabia dar amor sin medida, aunque tenía algo a mi favor sabia olvidar fácil, con el tiempo aprendí a no ilusionarme tanto y como soy un caballero, no tengo memoria, pero con esta chica era diferente, llevaba un día conociéndola, lo sé, pero sentía esa sensación de que siempre habíamos estado juntos, como que nuestras almas estaban hechas uno para el otro, no creía en eso de las almas gemelas pero en cierto sentido eso era lo que sentía con ella, No quería ilusionarme, no esta vez.
IMBECIL NO TE ENAMORES
Al día siguiente, había invitado a Sara al lugar donde trabajaba, en realidad eso no era un trabajo, no recibía ni un centavo, solo algunas veces cuando había personas que deseaban darme una que otra propina por cantar, cantar que, canciones por supuesto, era algo que me gustaba hacer, solo era yo, mi guitarra y mi fea voz que tal vez no era tan fea, entre a ese sitio, donde olía a puro alcohol, drogas y rock&roll, bueno, eso era una absoluta mentira, olía a borracho, a sueños rotos, corazones y pasiones que habían sido ignorados, cuando entraba a aquel bar ya habían unos cuantos borrachos, cada uno con historias distintas pero con un deseo en común, olvidarse de su desgracias, sentirse poderosos, tener el cielo en sus manos, claro, no solo habían borrachos, habían lindas mujeres que esperaban encontrar amor, personas tristes, alegres, amigos, aunque si, la mayoría de ellos, BORRACHOS.
Cuando cantaba ninguno de ellos me escuchaba, de eso estoy seguro, aunque yo tampoco les prestaba mucha atención, me encerraba en mi mundo, en mi burbuja, donde solo estaba yo, mi alma volaba por los aires, era un rockstar, pero después despertaba y caía en cuenta de que solo estaba en un bar donde la mayoría no me escuchaba porque ellos también estaban sumergidos en su propio mundo, en su cuento, pensando en toda la mierda en la que su vida se había convertido, ahogando sus penas en botellas de alcohol, buscando respuestas en el vodka, sumergiéndose, yendo a otras dimensiones, solo sabía algo, trabajar en un lugar lleno de borrachos podía traer algo bueno, una que otra vez había encontrado billetes de 20.000 pesos, si, era increíble, me sentía poderoso, ¿Qué triste no?, muchas veces mi felicidad dependía de un cochino papel, aunque hoy no, hoy mi corazón colgaba en un hilo, había invitado a la chica de fresa para que me acompañara, ¿era increíble no? Una linda chica iba a verme, si, solo a mí, bueno mis amigos a veces venían pero no tenía ningún punto de comparación con lo que iba a ocurrir hoy, era el momento de por fin conquistarla, irnos juntos de la mano, a caminar sin fin, dejando al lado el mundo, sacándole el dedo a la soledad, si, a esa maldita soledad que no había querido desaparecer de mi vida por más que se lo pidiera, sacándole el dedo a todos, porque a partir de ese momento solo importaríamos los dos, a la mierda todos, porque en las nubes encontraríamos refugio, construiríamos un palacio de sueños, un arco iris de amor, que iríamos consumiendo poco a poco, a medida que yo me voy comiendo tu boca, esa boca de fresa, que no había tenido oportunidad de probar, esa boca roja, apetecible sin duda, sin prometer amor, sin prometer por siempres, solo dejándonos amar.Llegue una hora antes para preparar todo, no estaba seguro si vendría, solo tenía esa esperanza de que viniera, de que inundara el lugar con su particular olor, de que me inspirara, que me llenara de su luz, solo verla hacia las cosas más sencillas, pero mis esperanzas se iban desvaneciendo poco a poco, por esa puerta no apareció Sara, estaban los pinches borrachos de siempre, no tena idea del porque no había venido, tal vez los extraterrestres la habían capturado y llevado su nave, quizás en ese momento estaba luchando por su vida, que imbécil eres Juan , quizás simplemente no le interesas lo suficiente, mierda, como lo iba a saber, pero ayer ella había accedido ir conmigo al parque, porque no hoy, no tenía como localizarla, no tenía un número ni nada, Mierda otra vez, como no se te había ocurrido pedirle algo tan básico como su celular, pero  espera Juan sabes donde vive, ve a  buscarla, ve por ella, atrápala, agárrala, abrázala, y no la dejes ir, -pensé- pero no, ir hasta su casa era un poco acosador, entonces decidí olvidarme de lo sucedido, mis amigos llegaron al bar, entonces cogí un vaso, hielo y vodka, ellos fueron mis acompañantes esa noche ya que mis amigos se estaban revolcando con alguna de esas chicas que iban al bar solo en busca de un poco de amor, un poco de calor, un poco de sexo, en busca de un no me importa tu nombre, ni tu edad, solo quiero que seas mi esta noche, de que lleguemos juntos a la cima, de que finjamos conocernos, de que yo meta mi lengua en tu boca y fin de la cosa, al siguiente día todo sería un vago recuerdo y si te vi no me acuerdo, fin de la historia, pero yo esa noche me había convertido en un borracho más de aquel bar .

sábado, 1 de octubre de 2011

Abuelo

Abuelo, siempre usando esa palabra para pensarte, recordarte, y hablarte, así olvidándome de tu nombre pero nunca, nunca de ti.
Tus pies abuelo recorrieron grandes trayectos, tus huellas quedaron en los pavimentos, ahora estas en una cama, en una camilla de algún frio hospital, sin poder usar tus fuertes piernas, para escribir nuevas huellas en alguna esquina de esta ciudad.
Abuelo, ahora no puedes pronunciar mi nombre, solo siento como clavas tus ojos un poco azulados en los míos tratando de comunicarme mil cosas, también siento como tus manos acarician tiernamente las mías, me gusta acariciártelas y observarlas, porque esas viejito, han  pasado por mucho, han sido manos obreras, un poco explotadas, han amado a tus hijos, a tu mujer, a tus nietos y hasta tus bisnietos, han sido manos de la tierra que ahora me acarician y me brindan cierta especie de calor, también me gusta acariciarte el pelo, tu pelo, signo de experiencia, de vida, de alegrías y tristezas, de sacrificios y de lucha, porque es una clara evidencia que el tiempo no pasa en vano.
También me gusta olerte porque de algún modo trato de guardar ese olor en mi alma, para que así tú te quedes conmigo, me gusta abrazarte para que ese olor se impregne en mí, que tu olor este en cada parte de mi cuerpo.
Me gusta ver cómo te brillan los ojos cuando ves a mi abuelita, ella que ha estado junto a ti más de 50 años , mas de una vida queriéndose, amándose, tal vez odiándose en momentos, también me gusta ver cómo te aferras a su mano, como tratando de no dejarla ir nunca, pasas tu mano por su cara, acariciándola, definiendo con tu dedo sus labios sus ojeras, sus lunares, sus arrugas, consintiéndola, también quieres que toda ella se quede contigo por la eternidad.
Pero también debo pedirte disculpas abuelo, porque mis más vivos recuerdos de ti, son en este estado más vulnerable, cansado del mundo y de todo, también perdón abuelo, porque siento que poco a poco tu voz se me olvida, tu voz que ya no está aquí, esa voz que dejo de pronunciar mi nombre, porque derramo lagrimas al verte así, me rompo en pedazos, porque no puedo ser fuerte.