lunes, 23 de junio de 2014

Verdades que ignoro

Oswaldo Guayasamin- Dos Cabezas

Yo no sé y pregunto
a la vida las respuestas,
pero el que acude es el misterio
y es el único que me habla del mañana.

Yo no sé y me asusto
que mis recuerdos pierdan
                             todo su olor.
Que nunca alcance a vivir los sueños,
                              que queden siempre lejos.

Yo no sé y lo que sé lo dudo.
Mis pasos de ayer en la arena aún flaquean
y después de cada palabra dicha
mi lengua trata de cazarla entre el viento.
                                     
Yo no sé y el tiempo me empuja,
me lleva de la mano a los años que no he visto.
Y en este recorrido aún las dudas siguen,
la decisión y el remordimiento
tan fieles a la causa y efecto.

Yo no sé y de tantas dudas me lleno
que escoger no acierto,
porque el camino recto
                               de curva en curva
se torna en laberinto.

Yo no sé y así me voy moviendo
entre la espuma del tiempo.
Yo no sé y así sigo viviendo porque
el misterio es el que esconde lo cierto.



lunes, 9 de junio de 2014

Eva dio luz a Adán

Eva dio luz a Adán. No sabía si estaba en el paraíso o en el infierno pero era algo que se parecía mucho a la tierra donde los seres humanos no son inmunes a la enfermedad ni mucho menos a la soledad.  No podía ser el paraíso porque el dolor que había sentido fue real, tampoco el infierno porque, a pesar de todo, estaba feliz.  Solo esperaba encontrar a Adán con un pedazo de pan bajo el brazo, mejor aún, con la ración completa para la locomotora de los días.  Pero no había nada.  Tal vez sí era algo como el infierno y Adán se había dado cuenta apenas abrió sus ojos desgarrando con gritos y llantos el velo de la inocencia de la infancia. Eva se preguntaba quién le iba a dar el pan a Adán, rogaba al cielo que la serpiente llegará ofreciéndole algo que comer, que la guiara hacia un árbol lleno de manzanas.
Eva reposando en la cama pensaba en el papá de Adán ¿acaso sabría de su hijo, del dolor  que ambos ahora padecían?  Le dolió todo el cuerpo aún más al saborear las respuestas, sabía muy bien que aquel señor no cargaba responsabilidades en la espalda y que Adán jamás tendría un padre. Lo supo cuando intentó buscarlo pero él se había ido para nunca ser encontrado. Serían los dos solos en la tierra y Eva se encargaría de él, trataría de alejarlo del mal que los rodeaba.  Pero ¿después qué harían? A Eva la habían echado del trabajo cuando su vientre empezó a cargar vida, después decidió trabajar de empleada en algunas casas mientras que el bebé nacía pero ahora no podía hacerlo, no tenía con quién dejar a Adán y llevarlo no era una opción.  También pensó en su familia, en su corta infancia y de lo que había sido de su vida. Su familia vivía lejos de Bogotá y había perdido contacto con ellos desde hacía ya bastante tiempo. Llamarlos era imposible, incluso volver o visitarlos porque no tenía el dinero suficiente. Eva se fue de la casa cuando tenía 16 años, lo poco que sabía de la vida lo había aprendido a golpes. Ahora tendría que enseñarle a Adán, guiarlo en un mundo donde todos están ciegos, caminar con él en su regazo tropezando en el camino.

La médica del hospital se acercó y le dijo que había más señoras que venían, no podrían tenerla por mucho tiempo en la cama. Ella sabía que tendría que irse pronto de allí a la calle pero esperaba que la médica que se veía tan buena le preguntara si tenía algún sitio a dónde ir y ella respondería a toda prisa que no, que la ayudara. La cogería de la mano rogándole que le diera un día más pero la médica dio la vuelta a anunciarle a otras señoras que tendrían que salir también. Había sido desterrada del paraíso y el único pecado que había cometido era ser pobre e ingenua.

Le entregaron a Adán ya limpio de toda ella. Lo vistió con la ropa usada que el hospital le regalaba y salieron sin saber a dónde guiados por la angustia y el miedo que Eva encerraba. La verdad es que el techo que los cubría era el mismo cielo que se les caía encima lleno de goteras. Pensó en un lugar donde pudiera conseguir refugio y la casa de la señora Marta se fue dibujando en su cabeza. Su imaginación vio cómo la gran puerta de madera se abría y dejaba ver a esa señora imponente que se pavoneaba de elegancia sosteniendo las llaves de otro paraíso. Ella la ayudaría al ver al pequeño que cargaba entre sus brazos y le daría un pequeño trozo de la ambrosía de su reino.

Caminó con Adán entre sus brazos hasta la casa que conocía tan bien. Estiró la mano derecha con la intención de tocar el timbre mientras que con la izquierda sostenía al niño.  Su índice se sostuvo en el aire dudando pero el hambre que sentía la impulsó y cuando por fin timbró el miedo la estremeció tirándola al suelo, haciendo que se aferrara cada vez más a su hijo. Ahora las palabras se le olvidaban y esperaba que esa imagen suya fuese suficiente, que al verla la señora Marta escuchara un grito de ayuda. Al oír el timbre la señora Marta dirigió sus pasos  hacia la puerta sin ninguna prisa. Pensó que alguna de sus amigas pasaba de sorpresa y que tomarían el café de las seis hablando de las nimiedades de rutina. Cuando fue a abrir encontró a esa muchacha que había echado por tener el aire siempre tan enfermo, porque le molestaba verla moverse entre su reino con esa miseria que ella nunca había conocido. Eva al sentir que la puerta se abría levantó sus ojos llenos de piedad mientras que Adán permanecía quieto, abrigado en la fe que Eva sentía hacía aquella señora pero ¡Qué ingenua había sido Eva al creer en la humanidad del ser humano! La señora Marta al verla con aquel niño entre sus brazos se vio ofendida. Sintió que la realidad, a la que tanto gustaba en esquivar, la azotaba y le daba golpes en la cara.  Gritó sin escuchar a Eva que le tendía la mano desde el suelo, ya no buscando dinero sino algo de bondad entre esos ojos crueles que la despreciaban desde siempre. Su voz fue el rayo que permitió que la tormenta corriera sin preocupación alguna sobre ellos: “NO TENGO NADA PARA USTED, ¡VÁYASE!” pronunció mientras cerraba de un golpe el portón de lo que Eva había creído era el cielo.

Las lágrimas brotaron en ambos. Ahora se abandonaban a la noche y al miedo de no encontrar un hogar entre la multitud. Eva caminó dejando atrás la casa y toda esperanza, sin fuerza en las piernas y cansada de los brazos se detuvo. Pensó que aquel hijo que salió de sus entrañas y ella  eran fantasmas porque la gente iba y venía sin verlos, atravesándolos. Se alegró de pensar que no estaba en este mundo pero Adán le recordó el cansancio que tenía su cuerpo. Lloró pidiéndole la leche de su pecho pero a tal punto Eva lo único que podía darle era leche ya podrida y amarga. Después de un tiempo Adán calló abatido en su derrota y encontró al sueño mucho más acogedor que la realidad. Eva se dio cuenta que no había tenido tiempo para reconocer a su hijo entonces decidió pasar su mano por el pequeño rostro de adán. Recorrió cada poro de su piel, con el mayor cuidado sin despertarlo de su ensueño. Le había dado la vida pero ¿qué podía hacer con ella?

Desvanecida por el cansancio y el hambre se dejó caer junto a Adán. Ya en el suelo volvió a apretujarse contra su hijo para poder sentir el calor que él encerraba y así se fue dejando al sueño y al descanso, desobedeciendo al hambre y al miedo que la recorría.  Mientras tanto la lluvia se abrió paso sin tener conciencia de que algunos no podían escapar de ella. La gente continuaba moviéndose con rapidez. Unos corrían mientras que otros abrían sus paraguas pero todos seguían su camino sin siquiera mirar a Adán y Eva que permanecían en el suelo. Con la lluvia, la tierra donde estaban cobraba vida, se volvía movediza convirtiéndose en un vals que ahora los arrullaba. Los dos se sentían de nuevo en el vientre de sus madres. Era el sueño, el descanso, ya la muerte que los abrazaba. Ese era su edén y nadie los desterraría. Ambos eran felices porque su miseria se quedaba ya fuera de su mundo. Ambos eran felices al saber que los ojos de Adán no verían nunca el mañana, que Eva renunciaba del presente. Al ignorar que la vida de Adán no dio fruto y la de Eva nunca alcanzó a florecer.