sábado, 14 de septiembre de 2013

Oiga Torres

Oiga Torres, escríbame el poemita ese para Paola ¿sí?,¿se acuerda que le dije la otra vez? Pero uno fácil, que entienda para poder aprendérmelo y decírselo la próxima vez que venga. ¿Usted la ha visto? Es bien linda ¿no? Pues a mí sí me gusta, aunque sabe que al principio no mucho. Ahí en el restaurante a donde siempre iba a almorzar, ella atendía y siempre tenía una cara tan triste, yo no sé, como esa palabra que usted dice todo el tiempo ¿melancolía? sí, esa. Una cara parecida a la de usted cuando empieza a escribir.
 
Torres no se le olvide, por favor. Si quiere se lo pago ¿A usted le pagaban por escribir? Pero mire que al final decidí hablarle porque esa tristeza como que me llamó la atención. Cuando la vi ya más de cerca, usted no se imagina lo que yo sentí. Esos ojos que tiene parecen agüita, siempre me veo en ellos con una cara de pendejo. Ella me dijo que también quería hablarme pero no sabía cómo y yo como que sí le creí porque se puso toda roja y nerviosa. Uyyy hermano, es que es bien linda.
 
Desde ese día que empezamos a hablar yo no dejé de ir a verla. Parqueaba el taxi en frente del negocio y me quedaba como dos horas hablando con ella. Después, en las noches ya la recogía y la llevaba a la casa. Y cuando entraba yo me quedaba mirándola con ganas de seguirla. Pensaba mucho en cómo sería entrar y ver qué era lo que había detrás de esa puerta. Me la imagina que llegaba, se quitaba toda su ropa que olía a comida y se desnudaba. ¿Tiene sueño? Porque sí usted quiere le puedo contar todo esto después. Igual tenemos mucho tiempo. ¿Le digo algo? A veces me imagino estando con ella en la cama, sin salir ni siquiera, solo estando ahí, tranquilos. Pero aquí me toca pensarla e imaginármela toda desde esa miseria. ¿Enserio le sigo hablando? Bueno, yo tampoco tengo sueño.
 
Cuando por fin entré en esa casa todo era muy chiquito y olía a ella. Fue hasta ahí que me enteré que tenía esposo pero que se iba y volvía solo para sacarle plata del restaurante. Desde ese momento tuve mucha rabia de ese tipo y lo envidie y quise ser él para estar con ella todo el tiempo.
Le propuse que nos fuéramos por ahí, que nos escapáramos. De pronto ir a Medellín y trabajar allá con el taxi o montar otro restaurante, pero tenían un hijo y ese chino los unía por algún motivo. Cuántas veces no le dije: Camine, vea que allá podemos hacer todo de nuevo y el tipo no se va a aparecer. Pero Paola siempre me decía que no, no sea cansón, no. Mientras que yo trataba de convencerla el hijueputa seguía viniendo, le pedía plata, y cuando ella decía que no, le pegaba y la amenazaba con llevarse al pobre niño. Claro hermano, eso pasaba cuando yo no estaba, llegaba y me la encontraba toda moreteada y Paola no me decía nada. Se inventaba unos cuentos todos raros, pero yo estaba seguro que era ese tipo.
 
Entonces yo decidí esperarlo para ver si era capaz también de meterse conmigo pero cuando estaba ahí si no venía. Me daba mucha rabia porque yo quería ayudarla y ella no se dejaba, yo creo que es que a ella le gusta sufrir, no se ve haciendo otra cosa. ¿Usted qué cree? claro que le he dicho eso, pero en el fondo siempre espero a que me diga que no, que no me va a abandonar. Tampoco es que yo le insista tanto porque la verdad es que es la única persona que yo tengo, imagínese si se me va.
Aunque mire que tanta espera sirvió de algo. Tal cual me lo imaginaba llegó ese güevón creyéndose el dueño del restaurante, borracho y gritando que le diesen todo lo que había ganado Paola y ya le iba a dar un puño, así, sin más cuando yo me paré y lo agarré. Hermano, yo no sé de dónde me salió tanta fuerza pero le empecé a pegar. Ni siquiera dejé que se defendiera ni que dijera nada. Yo solo pensaba en la rabia que me daba que Paola sufriera por ese malparido, es que contándole esto todavía siento como ese fueguito en el cuerpo ¿Sí me entiende? Yo no sé cómo pasó ni en qué momento, solo me acuerdo que el tipo se quedó tirado ahí y yo solo podía mirarla a ella, y aún la veo aquí. Cuando salga de esta vaina hermano, le juro que nos vamos, no importa a dónde, pero nos vamos, lejos…muy lejos. Oiga Torres ¿y usted por qué está aquí?