miércoles, 13 de junio de 2012

La peste del lenguaje

La enfermedad se presentó con varios síntomas. El primero en sufrirlas fue el señor Poveda, gran personaje reconocido en aquella villa quien sabe por que razón. Un día se levanto con pequeños puntos, pequeñísimos a decir verdad, por tal motivo no le  asignó una atención verdadera, su día continuó con el mismo cause de los días anteriores.

Al siguiente día  los puntos empezaron a juntarse poco a poco. Alertado al ver esto salio corriendo el señor Poveda a visitar al doctor de la villa. Este no sabía muy bien de que se trataba, pensó en alguna especie de varicela pero ante la duda le  sugirió reposo. Las cosas se complicaron un poco al tercer día. Todo su cuerpo estaba lleno de letras y palabras.  De su lengua, brazos, piernas y abdomen  brotaban palabritas.
Decidió pararse e ir al baño  para ver si lograba quitárselas con agua y jabón, pero al llegar la impresión que le causo su rostro fue mayor y cayó desmayado. La misma escena se repetía en la casa del doctor y en varias casas a la redonda.

La peste del lenguaje los había atrapado de una manera excepcional y maravillosa. Todos eran libros andantes llenos de fantasía, realidad y terror. La cura llegó después de días cuando ya algunos se habían leído los unos a los otros

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