y dejas tu cuerpo anclado en tu puesto;
renuncias a todo lo ampuloso y ostentoso
para mirarte claro en el espejo.
Lo honesto te causa vértigo
y dudas que tu reflejo es bueno;
te cuesta creer que eres tú
quien sonríe sin hacer ningún gesto.
Te despojas del peso del mundo,
de la joroba de la angustia y la rutina;
de lo aburrido de tus días
y dejas que tus ojos vean la vida.
Te retiras la máscara de lo mundano,
te das cuenta que eres más
humano.
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